domingo, 16 de septiembre de 2012

Richard Hawley: la noche se viste de satén



Cigarrillo en mano, labio leporino con cicatriz, mirada poco visible, anteojos de marco negro cual cineasta snobista o músico ‘nerd’ (entiéndase por ello Graham Coxon, Elvis Costello). Semblante y apariencia seria y adusta, portador de una guitarra Gretsch o una Epiphone Sheraton con sonido de caja.
¿Más pistas?
Ruiseñor el ocaso, amante de la oscuridad y de los climas noctámbulos. A mi criterio, pocos captan tan adecuadamente la sensación de la noche como el fotógrafo húngaro-francés Brassaï, o como la música de este hombre a quien me estoy haciendo referencia.
¿Aún con estos datos no es suficiente?
Discípulo de la escuela ‘crooner’ (por definición: música elegante de salón, entonada por hombres de voces graves y sensuales que despiertan el fervor del público femenino con sus encantadores modales de ‘dandy’).
Ex- miembro de Pulp.
El camino se acota y si bajo ninguno de estos distintivos lograste identificar al sujeto, sólo puedo afirmar con seguridad que después de oírlo, lo vas a tener calado a la perfección.
Bajo esta incógnita se esconde Richard Hawley, un músico que ya tiene seis discos en su haber bajo la manga, pero no por ello el reconocimiento del que es merecedor.
Proveniente del norte de Inglaterra, (más precisamente de los suburbios de Sheffield), su sonido no puede estar más alejado de su cultura de orígen, dado que su corazón reside en las raíces de la música norteamericana. Sus ‘padres’ mayores en otra vida, remontándonos atrás fueron: Bing Crosby, Nat King Cole, Frank Sinatra, The PLatters, Buddy Holly, Johnny Cash, Ricky Nelson, Roy Orbison y más que nadie, Elvis Presley, sobretodo por las bases cincuentosas en sus temas. Y se podría decir que sus parientes más próximos y contemporáneos dentro del árbol genealógico de la musicología lo situán entre Engelbert Humperdinck, Scott Walker & The Walker Brothers, The Divine Comedy, Serge Gainsbourg, Lee Hazlewood, The Last Shadow Puppets, Angelo Badalamenti (¿por qué no?) y el mismísimo Jarvis Cocker.
Si batimos todo esto en una licuadora obtenemos la ejemplificación del perfecto crooner postmoderno: un hombre cuya música es sofisticada y de buen gusto, dotada de caballerosidad pero con un componente actualizado, sin estar ‘chapado a la antigua’ ni pecar de ser arcaico. Ideal para el oído de cualquier dama enamorada de la sensibilería de la vieja escuela ¿no?
Se nota que Hawley creció escuchando música llena de ‘echo’ y ‘reverb’. Es notoria su devoción por las bases rockabilly, por el folk como género acústico y por la era de los 50′s: un mundo cuyo prototipo de belleza eran las mujeres pin-ups (pulposas bombas sexuales), un paisaje colmado de Chevrolet Corvettes, Cadillacs Grille / Coupes y rockollas. Una era donde crecía el consumismo, avalado por una incipiente y emergente juventud que se hacía oír en busca de diversión.
También cabe destacar el guiño hacia el sonido surf-playero, mediante el uso del slide, del steel guitar y del trémolo con distorsión (levemente influenciado por Santo & Johnny, Dick Dale, The Tornados, The Marketts y The Wrecking Crew).
Un artista que se rehusa a ser considerado como alguien ‘pasado de moda’ y que va contra la corriente, un objetivo bastante ambicioso en la meta de una persona humilde y de tan bajo perfil.
DEBERÍAS ESCUCHAR A RICHARD HAWLEY:
 - En una noche de cóctel y copeteo, con un martini o algún aperitivo ‘Bond’ en mano, en búsqueda de flirteo y seducción de ‘esa’ persona que te mueve el piso.
- Si se te da por bailar lentos en un balcón con la vista a las luces de la ciudad de fondo, cual postal de película hollywoodense.
-Si disfrutas del amor y la buena compañía. Es ideal para estar en pareja en silencio, dejando que un romántico empedernido e incurable exprese en sonidos lo que uno no puede decir.
 NO DEBERÍAS ESCUCHAR A RICHARD HAWLEY:
- Después de una ruptura amorosa. Ciertos de sus temas te llevan directo al derrape suicida, a dirigirte hacia un bar y pedir desconsoladamente: ‘Mozo, sirveme una copa rota, quiero sangrar gota a gota el veneno de su amor’.
- Si recién te levantas: no funciona bajo el efecto diurno del halo crepuscular. Es música 100% nocturna, tenue y sin demasiados matices cromáticos. El mejor remedio para insomníacos que encuentran en la noche a su mejor aliada.
- Si no te gusta lo ‘oldie’, lo que escuchaba la generación de tus viejos, tíos o abuelos.
PARA TENER EN LA REPISA ENTRE:
- Iggy Pop – Preliminaires
- David Bowie – Heathen
- The Last Shadow Puppets – The age of the understatement
- Angelo Badalamenti – OST Twin Peaks
- Elvis Presley – Love, Elvis
- The Walker Brothers – No regrets,The Best Of Scott Walker and The Walker Brothers 1965-1976
- Jarvis Cocker – Jarvis




Txt: María Gudón











Nota escrita para UltraBrit




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