jueves, 22 de noviembre de 2012

¿Will you remember Pulp’s First Time?



Todos sabían lo que iba a suceder: que al apagarse los reflectores luminarias de neón azules y magentas iban a comenzar a titilar encendiendo las cuatro letras de la tan esperada banda y que, cuando la última ‘P’ hiciera su crackeo final, una tela traslúcida se iba a bajar cual telón dejando al descubierto la espigada figura de Jarvis Cocker.

Todos sabían que ese ritual iba a ser el inicio de una fiesta inolvidable en la que un torrente de hits iba a explotar garantizando sentimientos nostálgicos, identificación, alegría y diversión. La noche iba a dar paso a una falsa discoteca montada en el estadio Luna Park en donde la generación que creció escuchando al Brit Pop iba a saldar una cuenta pendiente: la de rencontrarse y (¿por qué no?) despedirse de su propio pasado, un momento que a veces se aletarga bastante, como la visita de Pulp, pero que de alguna forma, como todo, por más que uno no quiera, llega a su fin. Pero eso poco importa, citando la letra de ‘Help The Aged’ (que sonó llegando al final): ‘En el medio intentamos olvidar que no todo dura para siempre’ y nos metemos dentro del juego que la banda completada por Candida Doyle, Mark Webber, Nicks Banks, Steve Mackey, una violinista oriental y el nuevo integrante Leo Abrahams proponen.

¿Por dónde empezar a describir lo que pasó? La jornada arrancó bien arriba con ‘Do You Remember The First Time?’, tema perteneciente a His ‘n Hers con el que generalmente tienden a abrir sus shows. Ese fue el disparador que rompió el hielo de una noche bien caliente colmada de un público de edades diversas. Acto seguido, continuando con la línea de ese disco sonaron ‘Pink Glove’ y el enriedo incesto-amoroso ‘Razzmatazz’, primeras muestras de una ‘noche que estaba en pañales’ como el mismo Jarvis lo anunció en un muy cómico intento de lunfardo que se iría repitiendo a lo largo del concierto con típicos dichos argentos.

La calma se apoderó del lugar con los primeros acordes acústicos de ‘Something Changed’ de su más emblemático álbum Different Class, pero poco duró al ser contrarrestada por el himno ‘Disco 2000’ que hizo bailar y agitar cabezas del público a lo loco. En pleno éxtasis hubo una alusión a las drogas de las raves con ‘Sorted For E’s & Wizz’ con un juego de lásers típicos de boliche en color  verde que provocaban un efecto algo alucinatorio a la retina.

No se puede dejar de mencionar ni obviar en todo esto la increíble caracterización de Cocker como performer: cómo se mete en el papel y en las exigencias que cada tema le demanda provocando una hipnosis visual magnética y un dominio escénico pocas veces visto. Temas como ‘F.E.E.L.L.I.N.G C.A.L.L.E.D. L.OVE’ o ‘Underwear’ tienen impreso en su sonido una seducción erótica que hace vibrar a los oídos y él acompaña con el cuerpo y la actuación ese voltaje: jadeando, respirando fuerte al micrófono, serpenteando su flaca y alta figura por el piso, haciendo una mímica gestual sugestiva o bien llegando al tope del clímax con espasmódicos movimientos pélvicos de frote con un parlante en ‘This Is Hardcore’, que grafican las típicas escenas mete-saca del porno.

Cuando uno ya cree haberlo visto todo, aún hay más lugar para las sorpresas. Los decibeles descienden un poco y, a pedido del público, Jarvis se calza la guitarra para tocar ‘Like A Friend’. Otra inesperada canción desfila por la noche como único repaso de We Love Life (el disco del 2001 producido por el admirado Scott Walker) el track ‘Sunrise’ y el emotivo lento ‘Bar Italia’. Se palpita el final y hasta el mismo frontman de la banda lo anuncia pidiendo a la audiencia que lo siga en el cuento cronológico del show: ‘Fuimos a bailar a una disco,  nos colocamos, vimos el amanecer y fuimos a tomar un café en un bar. ¿Qué es lo que falta?’ y ‘Common People’ da la respuesta: el momento más celebrado  en el que varios se olvidan de todo y se entregan completamente al baile pogueado y a la transpiración del estadio.

Con ganas de más, tras los bises Pulp vuelve a salir a escena y toca gemas algo olvidadas que son inoxidables: ‘Mile End’, un tema de rítmica típicamente inglesa incluido en la banda sonora de Trainspotting, la más madura A Little Soul’, como quedó mencionado arriba ‘Help The Aged’, y ‘Mis-Shapes’: el raconto que separa a una clase social que aspira a ser como otra y las peleas que esta necesidad de diferenciación traen en vano.

¿Qué se puede decir al respecto? La banda de sonido de las vidas de muchos cerró un capítulo pendiente en esta fecha del 21.11.12 (atención al número capicúa)  y eso se siente feliz en parte por concretar una asignatura pendiente y al mismo tiempo algo triste, por saber que todo efecto mágico es una ilusión óptica que solo perdura por un rato.

¿La sensación al dejar las puertas del Luna Park? La misma que la de una buena fiesta que culmina: se perciben los primeros rayos del sol, se escucha el cantar de los pájaros y uno vuelve caminando por las solitarias y silenciosas calles destruido a su casa como en viejas épocas: con una sonrisa dibujada por lo bien que la pasó.


Txt: María Gudón
Ph: Cortesía de Agustín Dusserre para el grupo de Facebook ¿Viene Pulp? 

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