domingo, 16 de septiembre de 2012

Massive Attack – Heligoland



El trip hop se comporta como una extraña criatura que sólo sale por las noches, en plena luz de luna, cuando la rasante oscuridad cubre con su frío velo al día. Se mueve sigilosamente, siempre dejando con ese néctar de misterio incitante a que la curiosidad quiera avanzar más y más para descubrir qué hay detrás de ese viaje hipnótico, redundante y experimental. Su sonido provoca una especie de ‘voyeurismo’ auditivo. Genera esa sensación culpable pero placentera, la de espiar por el ojo de una cerradura algo que no sería conveniente presenciar pero que es inevitable hacerlo.
Tal vez los paisajes portuarios y el halo gris de Bristol inspiraron a los Massive Attack a que luego de un letargo descanso de siete años, volvieran a salir de la cueva nuevamente con los sonidos característicos de su ciudad natal. Pero esta vez redoblaron la apuesta y decidieron jugarse más mediante mínimas variaciones.
Heligoland quizás no es tan autista e introspectivo como sus antecesores discos, no mantiene los aires etéreos ni la liviandad flotante y onírica de 100th Window. Más bien, exhibe un espíritu extrovertido. Las ganas de romper el cascarón rotulador de ‘trip-hop’ bajo el que fueron encasillados por años se aprecian en este álbum más fuerte que nunca.
Es que la quinta placa de Robert ’3D’ Del Naja y Grant Marshal (alias ‘Daddy G’) se diferencia por contar con climas turbios emparentados a lo terrororífico y perturbador (el track ‘Girl I love you’, cantado con el familiar Horace Andy, podría utilizarse perfectamente para musicalizar cualquier inquietante escena filmográfica de David Lynch).
Heligoland es un paraíso terrenal de nuevas sensaciones. Cuenta con una línea bastante dinámica, ya que no baja el ritmo en casi ningún momento, salvo en la sensual y susurrante ‘Paradise Circus’, (en donde la cantante de Mazzy Star, Hope Sandoval pone su desolada voz) y en ‘Saturday comes slow’, un parate acústico testimoniado por el ya habitual Damon Albarn. Son momentos del disco para recobrar el aliento y volver a salir a la superficie.
Demás esta decir que la movida musical de Bristol es como pertenecer a un gran club de amigos en los que frecuentemente unos colaboran de modo altruísta con otros dandose la mano gentilmente. No era este caso la excepción. Massive Attack siempre se ha regodeado de excelentes productores, diseñadores y artistas talentosísimos. Neil Davidge co-produjo el disco junto a Del Naja, autorizando la participación y descontextualizando a Martina Topley-Bird (ex-de Tricky) de su ya habitual estilo en los tracks ‘Babel’ y el paranoico ‘Psyche’ o a Guy Garvey (Elbow), en la enroscada y tenebrosa ‘Flat of the blade’. Tunde Adebimpe de TV on The Radio también contribuye con su aporte vocal en ‘Pray for rain’, tema que muy enrarecidamente abre el disco.
Es destacable el sonido incesante de las baterías del sesionista Jerry Fuchs y la interesante línea de bajo que Billy Fuller plantea.
Heligoland perdió el componente gélido y distante pero ganó asociarse al efecto de miedo y  disturbio ante lo inesperado.
Quizás lo más colorido en su estructura es el arte de tapa, diseñado por Tom Hingston a partir de unas pinturas de Robert del Naja a las que tuneó para darle un acabado graffittero de tintes enérgicos contrastados con la oculta imágen de un rostro siniestro. El álbum oscila en medio de esos polos opuestos-complementarios. Mantiene una vibra encendida a raíz del temor a lo oscuro que pueda provocar sobresaltos.
Definitivamente no es un disco de fácil acceso. Con reiteradas escuchas uno va recolectando (o no) las partes del rompecabezas para armarse una idea de lo que simboliza. Aunque en el recorrido sonoro hay elementos que se salen del círculo y que desequilibran el sentido y la dirección de uno, dejando de lado lo mental y calculador para meterse de lleno en lo orgánico y sensorial. Justo en ese trecho se encuentra Heligoland: entre la neurótica comprensión y el caos organizado.

Txt: María Gudón
Texto realizado para UltraBrit

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