Cuando pienso en el nombre ‘God Help the
girl’, inmediatamente se infiltran en mi mente los fotogramas de viejos
films de mediados de los 50s, interpretados por bellezas magistrales como Marilyn
Monroe, Rita Hayworth, Natalie Wood y Audrey Hepburn. Cada una con un tipo de
atractivo clásico y diferente: algunas con encantos exóticos, otras más bien
refinadas o sensuales y exhuberantes. Es que Stuart Murdoch (miembro líder de
los escoceses Belle & Sebastian), no podía haber tenido en la cabeza un
título mejor para su nuevo y ambicioso proyecto audiovisual.
Su imaginario partió de la premisa de
crear un grupo formado en su mayoría (por no decir en totalidad) de mujeres
jóvenes con matizadas voces dulces y melosas, de esas que derriten el aire
fundiéndolo en sentimientos monocromáticos. Y, que ellas cantaran melodías
acompañadas por orquestas de cuerdas impensadas y lejanas al sonido de Belle
& Sebastian. Todo esto sin perder de vista el marco cinematográfico como
objetivo central.
El disco que grabó con su conjunto de
damiselas se comporta como banda sonora de una película que estará por rodarse
en el 2011 que registrará mediante una estética retro la esencia de la banda.
Para reclutar a sus talentosas
compañeras, Mr.Murdoch hizo un casting previo en una red social solicitando
vocalistas para un comprometido proyecto de tintes otoñales y colores sepia.
Las postulantes tenían que enviar como requisito un video entonando alguna de
las bellas canciones que él había compuesto. Lo demás es sabido: se armó la
selección y de ella, salieron a flote hermosas y cálidas voces femeninas que
fueron revelación para lo que veníamos escuchando en el saturado mercado. Son
ejemplos Brittany Stallings, Alex Klobouk, Celia Garcia , Dina Bankole o
Catherine Ireton (The Go away birds), siendo esta última la que mayor
participación tuvo a lo largo del álbum.
La placa contó con la colaboración del
elegantísimo músico de renombre Neil Hannon de The Divine Comedy en la antiquísima y
memorable ‘Perfection as a hipster’. Vale reconocer con igual mérito la
arpegiada ‘I just want your jeans’, interpretada por Asya del grupo indie
norteamericano Smoosh.
También pueden oírse perlitas como una
ornamentada y jazzera versión de ‘Act of the apostle’, que podría adecuarse a
cualquier musical teatrero de Broadway y la swingera ‘Funny Little frog’
(incluídas originalmente en el LP de B&S ‘The Life Pursuit’). Cabe
detenerse a escuchar con interés la campestre y matinal ‘Pretty Eve in the Tub’.
Pero sin lugar a dudas, el coral tema que le da nombre al disco, junto con ‘If
you could speak’ y el corte de difusión ‘Come Monday night’ son joyas
indispensables que cautivan los sentidos y embelesan hasta a la persona más
dura de conmover.
‘God help the girl’ es un disco para
aquellas almitas nostálgicas y sensibles. Nos ofrece un menú de aperitivos para
mujercitas enamoradas o, por el contrario para corazones que sufren de lamento
y tristeza, pero sin que esto implique un sabor amargo en la boca. Por el
contrario, nunca pierde el gusto dulzón y exquisito.
Tiene influencias marcadas a fuego de la
escena escocesa como por ejemplo la sutileza ‘twee’ de Camera Obscura o Travis.
Cuenta con el poder de regresión al tiempo sesentoso de She & Him, The Long
Blondes , Candie Payne o Acid House Kings. Posee la simpleza y efectividad de
los riffs guitarreros y arreglos vocales de Scarlett’s Well. Hasta ahora,
condimentos más que suficientes para degustar al grupo y conocer sus
ingredientes a ojos cerrados.
Los créditos necesariamente van
dirigidos hacia Rick Wentworth, (quien también colaboró con Morrissey),
dirigiendo una numerosa orquesta que le aporta al sonido ese sello clásico y
melancólico colmado de violines y chelos. Aunque sin dudas, las composiciones
melódicas y el buen gusto provienen de la ternura de Stuart, quien desde el
vamos tuvo como propósito crear piezas pensando en la frágil sensibilidad
femenina.
Así funciona este puñado de catorce
gestos de amor. Cada uno con un clima especial y único. Cada uno con una
belleza singular: afligida, romántica, poética, analógica o memorable… como las
actrices de antaño o las viejas fotos del baúl que uno no puede evitar mirar
con emotividad sin que se disparen recuerdos.
Txt: María Gudón
Nota escrita para UltraBrit
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