Realismo
mágico: dícese de un género literario de
mediados del siglo XX acuñado por el crítico de arte alemán Franz Roh que
pretende enmarcar en un contexto de verosimilitud hechos fantásticos, insólitos
e irreales.
Si mediante
esa definición se puede explicar lo percibido sensorialmente la noche del
3 de Septiembre en el teatro Vorterix con el show de Beach House,
entonces se podría decir que al cabo de una hora y media el público fue testigo
de una especie de acto ilusionista.
El dúo de
Baltimore conformado por Victoria Legrand y Alex Scally se presentó por primera
vez en Argentina con cuatro discos en su haber, siendo los dos últimos (Teen Dream (2010) y Bloom (2012)), los más consagratorios en términos comerciales y en
la solidificación del estilo dream pop
que supieron heredar generacionalmente de maestros como Cocteau Twins,
Slowdive, Mazzy Star o Galaxie 500.
La banda
recorrió su carrera sin mezquinar material de ningún álbum, alternando entre lo
que se podría denominar hits (aunque sin llegar a bordear lo mainstream) y temas
menos reconocidos. El telón se abrió con ‘Wild’, un track salido de su
última placa con notables reminiscencias guitarreras a Seventeen Seconds de The Cure. Acto seguido siguieron sonando ‘Other People’, ‘The Hours’ o ‘Take Care’,
pero los momentos más ovacionados por lejos fueron, predeciblemente, ‘Walk In
The Park’, ‘Norway’, ‘Lazuli’, ‘Used To Be’ y ‘Zebra’, favoritos entre los
presentes.
El momento
de correrse hacia el pasado y volver la
mirada a lo nostálgico exigió su lugar y llegó con ‘Master Of None’ de su debut y el bis ‘Heart Of Chambers’ de su segunda obra
Devotion, al que se le acopló como
medley el final de ‘Gila’.
Beach House
se basa fundamentalmente en cuatro fuertes recursos que se repiten
insistentemente: guitarras con chorus y reverberación, sintetizadores
ochentosos, baterías downtempo y la
singular voz de Legrand, que tiene el poder de erizar el vello y alojarse en
los poros de la piel como un virus. Por momentos la propuesta puede volverse
algo redundante y varios temas como ‘Wishes’ o ‘Myth’, que comparten la esencia, parecen ser parte de una misma melodía extendida en el tiempo. Pese a
esta crítica, la propuesta es coherente desde todo lugar y el sello personal de
la banda queda claro y estampado en los oídos.
En vivo el duo tiene un sonido muy fiel al de
estudio, y la puesta escénica (que resulta austera pero muy creativa para los recursos con los que cuenta) termina de ajustar
a la perfección el concepto que se plantea, esa complicidad con el universo lyncheano. Mientras se desarrollan atmósferas nebulosas con
texturas hazy que hacen sentir a uno en un viaje astral o como un náufrago ante la agitación del sensible rock oceánico, las luces acompañan sabiamente esos climas. Se fusionan en tonos cyan y magenta coloreando el aire, titilan cuando las melodías
explotan en crescendo, proyectan efectos ópticos en un cortinado de varillas,
brillan hacia el fondo en forma de lunares cual estrellas en el cielo, se
vuelven blancas y se funden con el humo haciendo aparecer y desaparecer
mágicamente la figura de Legrand como si fuera parte de un hechizo.
Victoria,
ataviada para la ocasión con un look que nada tiene que envidiarle a ‘la bruja’
Stevie Nicks (Fleetwood Mac), también acompaña esas decisiones con un vestuario
acorde que comenzó con una oscura campera de cuero para dejar entrever más adelante una prenda llena de lentejuelas que se activó con los destellos lumínicos. Su grave voz es un mapa cartográfico emocional
en donde conviven sensaciones ambiguas: la inocencia y fragilidad, el mundo onírico y en simultáneo la
melancolía, el desencanto y la frialdad.
Haciendo un balance: los estímulos sensoriales alteraron la realidad espacial, el tiempo perdió su lineamiento convencional y se volvió cíclico, hubo
representación de ‘mitos’,‘deseos’ y ‘almas plateadas’, se combinó lo cotidiano
con efectos sobrenaturales…Con todas estas características reunidas, se puede afirmar que estuvimos ante la presencia de un show realmente mágico al que posiblemente recordemos en nuestras fantasías.
Txt: María Gudón
Ph:
cortesía de Tomas Correa Arce
3 comentarios:
Muy bueno el blog, te dejo el mio.
http://cordurainsana.blogspot.com.ar/
Saludos, nos leemos (o escuchamos, depende de los posteos).
Muy bueno, felicitaciones por haber vivido esa experiencia!
excelente el testimonio. soy de montevideo y fanático de esta banda hace tiempo. me hubiese gustado ir pero me boludié mal y no fui, horrible. me gustó leer esto.
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