viernes, 12 de noviembre de 2021

Ca7riel - El Disko


 

Con la misma irreverencia del Zorro, que marcó a sus oponentes con la letra ''Z'', Ca7riel logró convertir su nombre (apropiándose el ''7'' en lugar de la ''T'') en un alter ego, una marca registrada que le dio distintivo en la escena trap e inmunidad ante la crítica.

Su esperado disco debut no es un disco: es EL DISKO en mayúsculas y con K, con esa alteridad sintáctica que ya se lee y suena con otro groove, como su música.

Algo de la exploración sonora del DISKO, al igual que el ying-yang de lo bello / luminoso y lo triste / oscuro, ya se hacía eco -medio en serio, medio en chiste- en los EPs Cue7e (2015), Povre y Livre (2018), demostrando que podía ser el lovechild de una noche de pasión y borrachera entre la poesía spinettosa, la agresividad metalera, la experimentación de Tyler, The Creator y el falsete soulero de un alma sensible como la de Frank Ocean. Pero no había caso, no llegaban los Rocas...

Para instalar su nombre tuvo que hacer una serie de concesiones comerciales, entiéndase en criollo: transar con la tendencia que lo posicionara y le trajera la tarasca. De ese experimento surgieron los temas con Paco Amoroso, que, viniendo de un palo muy distinto, lograron moverse con soltura y singularidad en el terreno de lo urbano que hoy copa las plataformas: trap, reggaeton y neoperreo + alta dosis de cultura visual en memes bizarros y shitposting + guiños sutiles al rock nacional, metal y rap. Básicamente, tuvieron ''que fingir pa' sonar en el pary'', como revelaban en ''McFly''.  Quizás sin saberlo entonces, se retiraron por la puerta grande, siendo La Celebración el punto más alto de esta sociedad con la ATR Vanda, el concierto en Obras con el que cerraron a todo trapo el trip de ascenso en rollercoaster que fue su 2019.

Si todo lo que sube tiene que bajar, el parate encuarentenado sirvió para que Cato dejara mermar la ola espumante y se recluyera en la quietud a grabar su primer disco solista oficial: once temas de nivel artístico elevado en los que volcó todo lo que sabía para crear su artesanía más pura, una shit bien fina con ayuda de Tomy Sáinz y Evlay en producción y el ingeniero de sonido Nico Cotton en mezcla, que aportaron ruido de magia para que EL DISKO suene como suena. 

Y en esta búsqueda Don Cato no vendió su alma como Bart Simpson a merced de la industria: hizo lo que quiso, sin feats de invitados ni estrategias de algoritmo pensadas para mover cifra$ (aunque en el fondo tenga plena confianza que va a ser muy escuchado). Necesitaba decantar la data y dosificarla en un viaje musical continuo, que englobara un concepto entre tanta deformidad, aunque cada tema responda a un universo distinto.

Ya de arranque las cosas parten ''Muy Bien'' en la intro, con citas a Virus y The Beatles que se hermanan, aunque Ca7riel no tarde en desarticularlas y desplace sus piezas (como si de un cubo de Rubik se tratara) para contar que, en estos momentos, su optimismo equivale a ir a ''200km en una coupé''. El homenaje a la música negra tiene su bloque artillero en las próximas tres bombas: ''Bad Bitch'', que con un flow envidiable y nasty samplea el bajo de ''I Wish'' de Stevie Wonder, el funk candente ''Shipea2'' (que le guiña un ojo de cerca a Living Colour) y ''U.U'', que tiene un riff al que Prince y 3rdEyeGirl le darían el visto bueno. Unos cambios más abajo, llega el corte ''Chanel Maconha'', R&B para aclimatarse en sensualidad, bajar las luces y sentir el aroma a sativa. 

Ya ingresando en la rasante oscuridad, ''Donde Tai'' mantiene la calma nocturna y, aunque podría hablar de un amor traicionero que se esfumó haciendo ghosting, la lágrima en estribo surge por uno de sus gatitos bebé que se dio a la fuga de su casa (lo que demuestra que la inspiración no conoce límites!). En seguida ''Keyhole'' corta la bocha y hace lobotomía cerebral con unas bases industriales machacantes que describen un viaje comatoso entre la ketamina y depresión. Saliendo del vacío existencial, el amor llega para tapar los baches con ''Souvenir'', una de las baladas más inspiradas del disco, donde su musa (llamado para Chita) pasa a dejar una estela de perfume en el aire que enamora.

''Nunca me atiende:('' retoma el plan bajonero pero activa un giro en 180°, reseteando el mood con unas guitarras que reviven el espíritu de su ex banda Ástor. Luego se da paso a ''Sin Sublow'' y al gran cierre ''Polvo'', la suite bipolar donde la voz de sus demonios y ángeles se enfrentan en la conciencia, partiendo de una larva que, solo con su confianza, llega a desplegar las alas y transformarse en hombre polilla.

¿Acaso esa misma metamorfosis no es la que hoy está transitando Ca7riel?  Como se ve en la portada del álbum y sus animaciones, estamos descifrando la variedad de formas y colores que un artista tiene para ofrecernos en plena mutación y seguro este DISKO, que ya vuela LIVRE y vibra alto, sea el embrión que a futuro evolucione en otras criaturas más grandes que alcancen un vuelo aún más elevado.





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